viernes, 17 de junio de 2016

Moral en tiempos de guerra

W Magazine, March 2015

Por Camilo Blanco

El fin de la Primera Guerra Mundial trajo consigo los felices años 20, una época en la que los excesos gobernaban y la vida parecía simple y divertida. El consumismo tomó las riendas y se apoderó de una sociedad que creía estar tocando el cielo. Pasados estos años, los 30 venían acompañados de un descenso vertiginoso gracias a la crisis de 1929 y con el paso de cada año la vida se fue tornando difícil y las deudas de la década anterior asfixiaron la economía mundial. La moda se vio afecta en estos años,  tomó recursos de los 20 con siluetas más livianas y dejó de lado las prendas ostentosas para adaptarse a la economía del momento.

Una Alemania resentida por lo pactado en el tratado de Versalles después de la Primera Guerra (reducción del  ejército alemán, pago de indemnizaciones, perdida de tierras)  y  un pueblo hambriento y en la ruina, hizo de 1939 el año en la que una sociedad recién reconstruida observaría todo derrumbarse. La Segunda Guerra Mundial desencadenó un conflicto que en esa instancia ya se convertiría en bélico.

La guerra tomaba como propios a los jóvenes de las familias, las mujeres quedaban solas aguardando a sus compañeros para tal vez encontrárselos ya muertos meses después. El papel de la mujer durante el conflicto fue determinante: tenía que alejarse de su hogar, de una casa y sus oficios, para enfrentar un mundo laboral que no era tan conocido, pero que debia tomar como suyo para ser el sustento de sus familias.

Las prendas de las mujeres se simplificaron para otorgarles movimiento y seguridad. Los vestidos de mejores épocas se reciclaron para hacerlos útiles y de trabajo acortando las faldas. Los trajes de los hombres lejos de sus casas dentro del conflicto, se transformaron para una mujer que por primera vez usó un pantalón y que de ese modo se liberó de la falda y de la falta de medias veladas,  se le facilitó la vida. La guerra además de arrebatarles a sus seres queridos, también las alienaba de una femineidad que se aferraba a ellas.

Las mujeres tenían que seguir manteniéndose lindas, el cuerpo y la salud física cobraron importancia. Si no estaban en perfectas condiciones, la guerra acabaría con todo, sobre todo con la esperanza que siempre mantenían. La recursividad se convirtió en la expresión y virtud de toda mujer. La grasa de zapatos hidrataba la piel, el carbón fue la sombra de ojos por excelencia y el betún, que con el mejor de los pulsos enmarcaba al rostro pintando las cejas. 

Se hizo importante “formar muchachas con salud robusta y un carácter enérgico, preparar mujeres fuertes y a la vez graciosas, que se convirtieran en el encanto de un hogar fértil”. El poder que tenía mantener un aire de bienestar en aquella época significaba mucho para millones de familias. La mujer empezó a ser símbolo de moral, ejerció un papel absoluto de fuerza y de compromiso para mantener estables unas condiciones que no eran buenas y en las que tenía que ser cabeza en la sociedad, fueron esperanza, sembraron moral.

Bibliografía
ROUSSO – LENOIR, Fabienne. GG Moda. La belleza del siglo, los cánones femeninos en el siglo XX. Editorial Gustavo Gili S.A. Recopilado 20 de junio de 2016.

Webgrafía
Autor desconocido. La moda femenina. Exordio, la segunda guerra mundial. Recopilado Junio 22 de 2016. http://www.exordio.com/1939-1945/civilis/vdomestica/moda-femenina.html

Autor desconocido. Historias y Biografías. Historial universal, causas de la segunda guerra mundial. Recopilado junio22 de 2016. http://historiaybiografias.com/guerras2_1/

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