lunes, 29 de agosto de 2016

Dos miradas para Martin Margiela

The Whites of Spring, W Magazine
By Craig McDean

LA VANGUARDIA PARA VESTIR
Por Danna Patron

El alto grado de discreción de la vida del diseñador belga Martin Margiela contrasta sustancialmente con su obra artística: ésta se sale de lo convencional, rompe con todas las reglas.
Su inusual estilo de diseño y confección se basa en el movimiento artístico del deconstructivismo, caracterizado por la variación y manipulación agresiva de las estructuras, las superficies y las formas, dando como resultado obras que no clasifican dentro de los parámetros normales de la geometría, el diseño lineal y la simetría. Expresado principalmente en la arquitectura, el diseñador belga trae el concepto a la arquitectura anatómica humana, logrando producciones de alto impacto visual y de influencia en la moda contemporánea.
Con una altísima capacidad creativa expresada en la elaboración y diseño de sus colecciones, Margiela no solo ha aplicado el concepto artístico ya mencionado a las formas, sino también al uso y técnica de manejo del material, como la exposición de los tejidos a cultivos de bacterias para lograr un efecto de mutación cromática y la confección y rediseño de prendas con materiales reciclados y de uso industrial.
Las prendas de su autoría se han caracterizado por desafiar los límites de la silueta humana con detalles muy sobresalientes en materia de caída, volumen y movimiento. Adicionalmente elabora con experticia prendas cuyo diseño funciona asimétricamente tanto en color como en forma: en últimas contrapone el orden de confección y crea con exquisitez una nueva armonía en la moda contraponiendo conceptos, colores, materiales, formas e incluso los géneros.
Margiela, que ha pasado no sólo por su propia casa de moda bautizada con su propio nombre, sino también por marcas como Hermes, Diesel, Jean Paul Gautier, y Sybilla, se ha posicionado como uno de los diseñadores más emblemáticos y rebeldes de nuestra época, pues no ha hecho de la moda una expresión del lujo y de la elegancia convencional, sino una expresión artística de la individualidad y de rebeldía por lo establecido.

RUIDOSA IDENTIDAD
Por Sofía Beltán

¿Ese ruido otra vez? No entiendo qué es lo que pasa, por más que lo intente no puedo sacarlo de mi cabeza, quizás ha estado siempre y nunca lo noté o de pronto es al revés y ni cuenta me he dado, puede que lo esté notando porque acaba de aparecer. Me aturde, me aleja de todo lo conocido y me lleva un mundo nuevo, diferente e inhabitado.

Cada vez que lo escucho me imagino una cantidad de ideas con las que me siento solo y único, una identidad secreta, escondida y alejada de los particulares deseos y sueños de las personas. Sé que sin duda lo que me imagino es tan puro, tan insuperable y tan diferente a todo lo que siempre he visto que se mantiene latente, a la espera de lo que pueda estar pasando y se adelanta a las acciones de la época para sorprenderme con sus creaciones.

Puedo ver perfectamente lo que quiero construir a partir de mis manos, un poco de tela, insumos y agujas, pero mi mente no lo asimila tan bien, pues cada vez que tengo este tipo de pensamientos imagino que estoy haciendo las cosas de forma equivocada. ¿Y si lo estoy haciendo? No logro diferenciar lo real y lo no real.

Puedo incluso llegar a tener ideas tan locas como de construir un vestido, imaginándome al mismo tiempo la construcción del mismo. A veces llego a la conclusión de que lo que idealizo está basado en un diseño conceptual y por esto me excuso en ello, por su complejidad de entendimiento, eso tiene sentido, mas o menos, no se, al menos es coherente. Pero ¿y mi cara? ¿A dónde ha ido? ¿Por qué siempre que escucho ese ruido y todos estos pensamientos salen de mi cabeza no puedo ver mi rostro? ¿Qué significa esto? ¿Se supone que tiene que significar algo? Es ruido, solo ruido acuérdate. Quizás la belleza está en eso mismo, en esa identidad que ni conozco, que está tan alejada del ruido que tiene belleza propia, ese ruido del mundo contemporáneo, el mismo ruido incómodo que escucho a menudo y no sé interpretar o que de pronto interpreto muy bien.

El mundo nos sobresatura de información insuficiente, de mensajes creados solo para estar siempre presentes en la mente del consumidor sin dejarla descansar, pero cuando veo mi cara sin rostro todo cambia, de pronto empiezo a imaginar todo tipo de cosas, de esas que si las personas ven solo pueden tener dos tipos de reacciones: pensarán que estoy loco o se sentirán identificados con la presencia de la No identidad, con esa que yo sueño cuanto me siento abastecido de cosas superficiales que no tienen significado alguno, esas que solo hacen ruido y me alejan de tener mis propios pensamientos, las mismas que me alejan de adelantarme a aquello que ni la sociedad ha visto y de poder sorprender siempre al estar un paso más delante de los demás. 

viernes, 12 de agosto de 2016

Infinidad romántica

W Magazine, December 2013
By Tim Walker

Por Camilo Blanco

Entrar en la cabeza de la muerte y su esencia en vida, entregarse por una tarde y respirar el aire de la oscuridad. La ilusión se apodera del cuerpo como un deseo que se adhiere en la mente y no se calma hasta que el instante llega. El Metropolitan Museum of Arts se convirtió en el hogar de las creaciones de Alexander McQueen, resguardándolas para la eternidad.

El nombre de la exhibición generaba toda clase de curiosidad, tenía la consigna de envolver un mundo que en muchas ocasiones se entregó a un público ajeno a lo que veía, incapaz de entender las razones de una creación. ¿Cómo exponer las piezas de un genio sin lastimar las expectativas de casi el mundo entero? Savage Beauty encarna en dos palabras un recorrido que comenzó bajo el efecto domínate de las endorfinas recorriendo el cuerpo, directamente hacia el encuentro con The Romantics (los salones) y un sentimiento que hacía de las personas New Romantics.

Vida y muerte, luz y oscuridad, humano y máquina, los contrastes abrían las puertas a la exhibición. En The Romantic Mind, el concreto dominaba el espacio, te llevaba los ojos directo hacia las primeras piezas del atelier donde Mcqueen sembró los cimientos de su casa, sastres negros bordados con dorado, textiles recreando obras artísticas y prendas sin terminar. El aire se sentía pesado, algo inconcluso, austero y ausente de carácter. Evocaba el auge y un inicio incierto.


Espejos antiguos, marcos de un dorado opaco en madera finamente tallada adornaban el lugar donde el amor por el pasado componía The Romantic Gothic. La exuberancia de la era victoriana junto a la colección protagonista Angels and Demonds, traían consigo la esencia oscura del siglo XVIII y XIX. Cada pieza poseía vida, susurraban al oído la historia de su creación y en una composición perfecta, el aire que daba vuelo a un atuendo que hipnotizaba con aquel suave movimiento.

Un par de horas se convirtieron en un viaje infinito, el cambio entre sala y sala era acompañado  por las ansias. Cabinet of Curiosities, exponía en armonía diez mundos distintos. Icónicos atuendos  en medio de movimientos, proyecciones y un espacio sobrio exaltando la belleza de las creaciones, eran rodeados por ornamentos e inolvidables tocados hechos por Philip Treacy para la casa que ponían a volar la mente de los espectadores como cientos de mariposas.

Candelabros con velas enaltecían el siguiente paso del recorrido, The Romantic Nationalism. El sentimiento patriótico de Mcqueen se reflejaba en el tartán que, con siluetas clásicas, evocaban el pasado y con la mezcla de texturas la irreverencia del presente en la sociedad británica. Madera astillada en muro y suelo era el escenario para piezas provocadoras, cuyas fibras denotaban la sangre de épocas pasadas bajo la luz de un holograma donde la organza plisada volaba atada de la piel de la mujer.


Impregnados por las culturas, Asia giraba y variaba su reflejo en The Romantic Exoticism. Bordados en prendas contemporáneas se alienaban de las épocas. Un aura oscura se fue apoderando del camino, The Romantic Primitivism mostraba la decadencia con un intencionado desgaste en las telas, traía a la cabeza el intranquilo malestar del paso de las horas y el conformismo enfermo de la existencia.

Una transición nos llevó a la claridad, donde la muerte en confluencia con la vida se hace luz en The Romantic Naturalism. Las paredes parecían dibujar los pensamientos e ideas sobre la vida de Mcqueen, El cristal transparente encerraba las piezas pero no deja nada oculto, hacia al fondo la colección previa a la muerte conectaba el ser orgánico del hombre con la máquina.

Capturar emociones y guardarlas para despertarlas ante los ojos de personas ausentes, que no conocen los placeres que duran, por las ansias de saciar su urgencia. Un dialogo permanente conecta instantes de pasado con porciones de presente, la vida en función de la muerte y la muerte en función de los actos en vida. Ojos cegados con la luz, devueltos al instante que fugaz se aleja y se transforma con otro instante. I’m a romantic existencialist.


Webgrafía
Video
https://www.youtube.com/watch?v=Rgiyk_oPE-E
Autor desconocido. Recopilado 28 de julio de 2016. Met museum. http://blog.metmuseum.org/alexandermcqueen/

Autor desconocido. Recopilado 28 de julio de 2016. Met museum. Vam. http://www.vam.ac.