lunes, 23 de junio de 2014

Puertas abiertas

Por
María José Giraldo






La portada de la revista Vogue en mayo de 1909, aunque ni siquiera Vogue lo sabe,  fue dedicada exclusivamente a la madre del ilustrador, J. Allen St. John en un intento de devolverle la sonrisa. Esta es la historia detrás de la ilustración.

-¿Pero por qué no me respondes? Yo se que eres tu – le decía Susan Hely al pavo real de su excéntrico vecino cada vez que este lograba escapar el cerco de árboles de su propiedad y colarse en su jardín.  Si, la madre de St. John estaba un poco loca, nadie que esté en sus cabales espera una respuesta de un pavo real. A veces hasta ella misma lo reconocía pero esto no era nada más que su propia elección, prefería hablar con pavos reales que vivir en la realidad.

El señor St. John padre había muerto algunos años atrás.  Josephus era un médico apasionado y en un intento por curar de una contagiosa y mortal enfermedad a uno de sus pacientes, el también había caído enfermo.  Susan admiraba el orgullo y la elegancia de su esposo, pero sobre todo su nobleza y en este momento de enfermedad nada le dolía más que haberlo abandonado tantos años para ir a estudiar arte a París, llevándose a su hijo de ocho años. ¿Cuántos años se había perdido de la compañía de su esposo? y sin embargo él la había recibido con amor a su regreso.

Susan llevaba el arte en sus venas, venía de una familia de artistas y ella también lo era. Tenía un espíritu libre, como su esposo, quién no podía conformarse con la rutina diaria de trabajar y cuidar a su familia. Era esto lo que más le dolía a la madre de St. John, verlo en una cama sin poder casi hablar cuando sabía que su deseo era pararse y recorrer la ciudad, como era habitual.  Pero la mente de Josepus ya no estaba en Chicago, estaba en otras ciudades que vivían en su imaginación y que a veces describía en medio de alucinaciones, en algunas ocasiones hablaba también de sus plumas tornasol, como si ya no estuviera ni siquiera en su propio cuerpo.

Durante los últimos meses de su enfermedad, Susan se dedicó a plasmar lo que se imaginaba sería el mundo en el que ahora vivía su esposo. Lo pintaba en ciudades desconocidas, en bosques, calles, restaurantes, parques… en los lugares donde él hubiera querido estar, o donde quizás estaba su mente.

En abril murió en Dr. Josephus. Susan confirmó sus sospechas en caso de que su esposo muriera y perdió la cordura, por mucho tiempo solo lloraba y pintaba a Josephus en su casa con la esperanza de sentirlo ahí, hasta que en ella empezó a crecer una idea: ¿qué tal que no hubieran sido alucinaciones? ¿y si su esposo si estaba en una ciudad paralela reencarnado en un cuerpo de plumas tornasol? Se dedicó entonces a interrogar a todos los pavos reales que encontraba, aunque no eran muy comunes tenía la fortuna de tener un vecino excéntrico con una cantidad absurda de mascotas exóticas entre las que estaba el pavo real que a veces se colaba en su jardín. La búsqueda de su padre en el cuerpo del pavo real del vecino y las largas sesiones de interrogación atormentaban a St. John, le dolía ver como su madre quería desesperadamente solo un ultimo encuentro con su padre y esperaba una señal por su parte. ¿Qué podía él hacer si ya había luchado contra la locura de la mujer y nada la convencía de que no iba a volver a ver a su esposo?

Susan Hely era desde hacía diez años una fiel lectora de Vogue, y ni siquiera la pérdida de la cordura había acabado con la costumbre de sentarse en su jardín todas las tardes con una taza de té negro para leer la revista.  Su hijo era ya un reconocido ilustrador y se había acordado que ilustraría la portada para el mes de mayo de la revista que su madre leía todas las tardes una y otra vez. Para este entonces, cinco años después de la muerte de su padre, ya se había encariñado con la locura de su madre y en vez de luchar contra ella quiso darle la señal que tanto había estado esperando por parte de Josephus.

Cinco años y un mes después de su muerte, en la portada de Vogue, Susan vio a su esposo en un cuerpo de pavo real sobre un reloj  de arena detrás de la puerta de una de las ciudades imaginarias de las que hablaba y se vio a ella misma, unos años más joven usando su vestido favorito para encontrarse por última vez con su amor.

Bibliografía:
Dreher, Anne Marie, Proud as a Peacock, UMI Microform, Wyoming, 2008
Webgrafía:
Anónimo, J. Allen St. John, recuperado de http://www.erbzine.com/mag6/0602.html, 2012.










viernes, 20 de junio de 2014

Evilasio Miranda en LaSalle College



Por. Mr. SinVerguenza
Brasil, para muchos de nosotros hasta hace poco sólo formaba parte de un hermoso imaginario colectivo perpetuado por Disney en sus cortos de los simpáticos loros de José Carioca y “The three Caballeros“, la imagen tropical de la diva Carmen Miranda o la icónica versión de “The Girl from Ipanema", interpretada por Frank Sinatra. El presente es bien distinto y nos abre a todos la mirada sobre el próximo horizonte latinoamericano, ¡Brasil!
Como estudiante de LaSalle College International de Bogotá tuve la oportunidad de participar en el workshop “Retos de un mercado globalizado“, que se dictó los pasados jueves 5 y viernes 6 de Junio con Evilasio Miranda como director principal. Lejos de considerar la moda como algo superfluo  Brasil cuenta con ella como segunda fuente de ingreso de su sistema económico y como tal sabe cuidarla.
La ABIT (Asociación Brasilera de Industria Textil), organización en la que se desempeña Evilasio Miranda como gerente de moda y diseño del programa Tex Brasil, enfocado en la internacionalización de la moda brasilera. Desarrollado desde el año 2000 por la agencia de promoción de comercio e inversión que ha apoyado hasta el momento aproximadamente 1.500 empresas, esta incitativa habla de la manera visionaria en la que esta nación ha capitalizado su patrimonio de moda.
A sus 30 años 
Evilasio se ha perfilado como una de las grandes mentes de la industria de la moda, como lo calificaron en su entrevista para NTN 24, y para la grata sorpresa de todos cuantos participamos en el workshop es un ser humano supremamente cálido, amable y receptivo. Su español fluido, su agradable acento del viejo continente y la manera tan afable en la que se expresa hicieron de las dos jornadas del taller algo verdaderamente agradable, y sus dinámicas de pensamiento nos ayudaron a todos a empezar a romper de una u otra forma con la solidez de los esquemas obsoletos que todos portamos como equipaje de nuestro subconsciente.
La vivencia como tal fue sobrecogedora, sobre todo por la similitud situacional que guarda la historia de la ex colonia portuguesa con la de nuestra ex colonia española. La imposibilidad de producción de objetos terminados de cualquier tipo que imperó durante casi 3 siglos como mandato real, generó para las dos naciones una ausencia de universo objetual y material que nos desacostumbró por completo a manejar la producción industrial y a llevar a cabo ejercicios de posicionamiento y mercadeo que en Europa habían nacido desde tiempos remotos, a inicios de la era moderna, con los comerciantes de la Edad Media.
Este pasado represivo apuntó como la mayoría del legado colonial grandes taras para nuestro desarrollo, sin embargo los estrategas de las políticas proteccionistas imperiales nunca se habrían podido imaginar que 524 años después sus maléficas intenciones le habrían proporcionado al Brasil el motor del impresionante despliegue comercial que ha logrado desarrollar frente a su identidad histórica, cultural y nacional inexplotada.
Garotas, vegetación exuberante y las playas de Ipanema son el punto de partida para mostrarnos a nivel gráfico y estético, que constituye el ADN de esta tierra palpitante, llena de sabor y alegría en al que todos están verdaderamente orgulloso de su nacionalidad. Los modelos, tanto masculinos como femeninos van de los morenos más acaramelados a los rubios más platinados como viva muestra del exotismo de la mezcla genética de sus ancestros entre nativos y la alta cuota de inmigrantes europeos que a través de la historia llegaron a sus puertos. La infinita cantidad de matices que hay entre ambos polos solo es equiparable a la inmensa creatividad de los diseñadores, mercadólogos, comunicadores, stylist, fotógrafos y productores de este país que por medio de la publicación “B +“, (publicación de ABIT), muestran lo que se define como las tendencias de moda brasilera para las dos grandes temporadas del cronograma estacional de la moda.
Mucho se habla desde hace ya unas décadas de la revalorización del patrimonio indígena y la apreciación que se tiene en países del extranjero de “lo artesanal“ y de “lo étnico“ como productos de alta calidad, excelentes acabados y sobre todo de enorme valor inmaterial, valor que solo posee el aura de los objetos que tienen cierto contacto con sus productores, desde su proceso de creación en lugar de ser multiplicados desmedidamente por máquinas transportadoras. La realidad en nuestro contexto está algo fragmentada, y por más que dentro de los círculos de arte, moda y diseño la apreciación es innegable, falta que el groso de la población genere una dinámica completamente diferente con estos artículos, estas maneras de producción y su categorización hacia ellas.
Evilasio citó una hermoso poema del autor brasilero José Oswald de Sousa Andrade, de la primera mitad del siglo XX, que desde mi punto de vista reasume el fenómeno estético que está dando los frutos de un previo florecimiento en nuestra nación vecina y que señala un punto de inflexión y de partida para la creación de nuestra propia identidad de moda colombiana.
“Cuando el portugués llegó
Bajo una lluvia
Vistió al indio
¡Qué pena!
Fuera una mañana de sol
Y el indio habría desnudado
Al portugués“

El secreto está en nuestra idiosincrasia, en nuestro folklore y en los rasgos que nos hacen verdaderamente autóctonos, miremos con orgullo nuestra identidad, empoderémonos de ella y proyectémosla hacia el mundo con precisión, perfección y la mayor seguridad posible, pero sobre todo hagámoslo orgullosos y sin la más mínima vergüenza, por que nos hace diferentes al resto!