domingo, 19 de julio de 2015

Musas de la moda


por Maria Juliana Pelaez.S

Más que un arte, la moda es un estilo de vida. Nos vende glamour, lujo, perfección, digo vende porque, después de ser una expresión artística rica en diseño, talento, y creatividad, es un negocio y de aquí nace su principal herramienta: las modelos. Es por medio de ellas que se logra representar estilos de vida que varía según el ADN de marca. Al final ellas tienen un mismo objetivo, representar eso que la moda quiere que nosotros deseemos tener. 

En las revistas de moda sólo vemos cuerpos perfectos, caras hermosas y outfits soñados, ellas son el encantamiento para que deseemos esa cartera Chanel de la ultima colección que en sus manos se ve más que perfecta o uno de los outfit de Dior colección 2015, que ocupa toda una pagina de la revista Vogue y que al verlo nos imaginamos con el puesto en la primera fila de algún desfile en la semana de la moda de Milán. Esta imagen es tan poderosa en nuestra mente que el deseo de alcanzarlo difícilmente desaparece.

Hoy en día, además de hablar de modelos, también hablamos de super modelos. Tiempo antes de la década de los 40, las modelos eran percibidas como las musas de cada diseñador o fotógrafo, pero fue en los 70 que todo cambió y el término súper modelo sale a relucir. Fue un tiempo en el que el estilo de vida era desenfrenado, inundado por las fiestas hasta la madruga. El sexo, las drogas y el alcohol, eran de fácil acceso, las modelos que se metieron en toda esta onda y cultura popular de los 70 fueron las que se ganaron el nombre de súper modelo, aunque también participaban en otras áreas como la televisión, música, cine, y el arte. Algunas de ellas fueron: Lauren Hutton, la primer modelo en firmar un contrato de cosméticos con Revlon; Patti Hansen, la favorita del fotógrafo Albert Watson; Iman, nacida en Somalia y musa de Yves Saint Laurent, y por ultimo Marisa Berenson, nieta de Elsa Schiaparelli.

Hoy en día también existen las preferidas de los diseñadores esto las ha colocado en la lista de la revista Forbes con el nombre Las modelos mejores pagas, en la que encabeza la lista Gisele Bundchen con una suma de 47 millones de dólares. Gisele, modelo brasileña, es también actriz y fue descubierta a los 14 años en un centro comercial de Brasil, ha estado en innumerables portadas de revista como Rolling Stone, Time, Forbes, Newsweek y las mejores revistas de moda como Vogue, W, Cosmopolitan, Elle, Harper's Bazaar, i-D, y The Face. Su contrato con la marca Victoria´s Secret es el más grande de la industria de la moda, también ha tenido contratos con marcas como Louis Vuitton, Christian Dior, Bulgari, Dolce & Gabbana, y Valentino. 

No cabe duda que en los 70 el rol de las modelos dio un giro total, se liberan. Aunque ya no son vistas como musas de los diseñadores, lo siguen y seguirán siendo. El negocio de la moda siempre ha tenido claro que son una herramienta de deseo, en otras palabras ellas son y serán las musas que nos inspiran a comprar.

IMAGEN: Anonimo, Revlon + Lauren Hutton, 1975

WEBGRAFIA
, Forbes. Recuperado 2-07-2015  http://www.forbes.com/models/
Varios, IMDB. Recuperado 2-07-2015. http://www.imdb.com/name/nm1014528/bio?ref_=nm_ov_bio_sm

viernes, 3 de julio de 2015

Berlinesas: una cifra más de la Segunda Guerra Mundial


Por Estefania Bonilla

‘’¡Maten! ¡Maten! En la raza alemana no hay más que mal (…) Aniquilen a la bestia fascista de una vez por todas en su guardia. ¡Usen la fuerza y rompan el orgullo racial de esas mujeres alemanas! (…) A medida que avancen, maten, nobles soldados del ejercito rojo’’  - Ilya Ehrenburg, Comisario soviético judío.

110.000 mujeres berlinesas fueron violadas en 1945 durante la semana en la que el Ejercito Rojo liberaba Berlín del ejercito Nazi. Fueron cerca de 300.000 hombres pertenecientes al ejercito soviético llenos de sed de venganza.

Muchos testimonios de mujeres relatan cómo en la mayoría de los casos fueron violadas por más de cuatro hombres en la misma noche. Además de las desgarradoras confesiones de mujeres liberadas de los campos de concentración, que en el proceso de volver a sus hogares sufrían el terrible infortunio de toparse con las tropas rusas y ser abusadas delante de sus familiares. Las pocas mujeres que se atrevieron a contar su historia, causaron en su momento un gran rechazo de líderes políticos que las acusaban de crear una campaña de desprestigio contra el Ejercito Rojo. Aseguraban que estas eran mentiras sin fundamentos que sólo seguían alimentando el odio al pueblo ruso, pueblo que los había salvado del nazismo. 

Sin embargo, en el libro Una mujer en Berlín de una autora anónima publicado en 1954, cuenta de manera objetiva e irónica, su horrible experiencia que muchas de sus compañeras de tragedia tuvieron que vivir en silencio, condicionadas por la sociedad a olvidar este episodio. Mujeres que posiblemente hicieron parte del 90% de abortos practicados el año siguiente o del 3% de mujeres que decidieron seguir con su embarazo y dar sus hijos en adopción, haciendo de la generación de berlineses de 1946, una generación de alemanes que dejó la guerra con padres soviéticos que nunca iban a conocer.

Pero ¿por qué al hablar de la Segunda Guerra Mundial, sólo se escucha de los flagelos convertidos por los nazis en los campos de concentración o los cometidos por los soviéticos al invadir Alemania? ¿qué hay de las mujeres? víctimas de ambos bandos, damnificadas en todos los aspectos, mujeres que tuvieron que sufrir en silencio por la opinión de una sociedad que poco o nada se preocupó por su integridad en momentos donde más necesitaba de su protección. 

Lastimosamente este no es el primer ni último caso donde las mujeres son usadas como botín de guerra, pero probablemente este si sea uno de los más absurdos donde las mujeres fueron atacadas las veces que sus victimarios quisieron sin que nadie alzara una sola palabra para rechazarlo. Donde ambos bandos las usaron para demostrar su poder y que a partir de esto tuvieron que vivir con un recuerdo que nadie sacó de su mente mientras el mundo ignoraba sus historias. 



‘’Y les gustaba contar historietas en las cuales salían siempre bien parados. Nosotras, en cambio, tendremos que mantener la boca bien cerrada, tendremos que hacer como si se nos hubiera dejado a un lado, a nosotras, precisamente a nosotras. De lo contrario, al final no querrá tocarnos ningún hombre’’ - Fragmento del libro Una mujer en Berlín (1954).


IMAGEN: Anonimo, Berlin, 1945