viernes, 24 de febrero de 2017

Madama Morte

Vogue Italia by Paolo Roversi


por Luna L Blando

Superó dos guerras, dos miserables y sin sentido mugrosas guerras, pero no superó dejar una revista. Heme aquí tomando brandy, intentando que cada sorbo llene el vacío que ha dejado el sentirme despreciada.
¿Por qué no puedo ser joven de nuevo? No tolero ver como me reduzco: arrugas, dolores, sentir que ningún hombre me determine.

Llegar al final, la supuesta gloriosa meta y darme cuenta que solo fui una pieza, un botón más. Ni siquiera seré recordada como se debe, o bueno, al menos cómo me gustaría.
El desenfreno por sentirme importante ¿qué tan egocéntricos podemos llegar a ser los seres humanos? Tal vez ni seamos humanos, solo seres guiados por la codicia. Bendito brandy, bendita su sensación.

“La increíble Edna W. Chase; verdadera autora del éxito de Vogue” Un título que jamás se usará, pasaré al olvido, quedé siempre detrás del telón mientras otros saborean mi esfuerzo, el maldito esfuerzo que me lleva a este cansancio extremo. Me pesan los párpados.

192 meses son 16 años, que son 5840 días, que a su vez son 140.160 minutos, que tardé en ser la grandiosa editora en jefe ¿y para qué? Para terminar botada cual vestido que pasó de temporada. Pero… no, tampoco es así, pensando las cosas mejor, tal vez no fuera un total desperdicio, aunque si, hicieron mal en botarme, debieron esperar a que muriera haciendo una editorial.  Le dediqué mi vida a distraer de alguna manera a las mujeres del horror de la violencia, de la ausencia de sus maridos, del peso de las ciudades recayendo en sus hombros –Más brandy que calma tan revoltosa mente- les di un momento de ilusión, en el que tal vez podrían sentirse ajenas a los bombardeos y disparos. Ajena estoy yo de esa revista.

Pero es justo que paguen lo que han hecho, como si el rencor sirviera de algo. Y van a pagar lo que me han hecho.  Sí supieran que “los hermosos desfiles” son la idea maquillada del desfile de la muerte. De los soldados exhibiéndose a la muerte. Los vestidos exhibiéndose a la muerte.

“Moda: Madama Morte, Madama Morte
Moda: Io sono la Moda, tua sorella
Morte: Mia sorella?
Moda: Si: non ti ricordi che tutte e due siamo nate dalla caducità?”1

Solo el brandy es capaz de hacer que recuerde eso.


FUENTES DE INFROMACIÓN

1.     “Georg Simmel Filosofía de la moda”
Editorial Casimiro. Publicado en 2014.

Autor: Desconocido Fecha: Desconocida [Consultado 3 febrero 2pm]

Autor: “Annie” Fecha: 02/18/2010 [Consultado 6 febrero 10am]

Autor: Desconocido Fecha: 01/06/2012 [Consultado 6 febrero 10 am]


Autor: Laura García Del Río Fecha: 16/02/2014[Consultado 8 febrero 8pm]

lunes, 20 de febrero de 2017

Una bélica mujer





By Mert Alas & Marcus Piggott Vogue Italia, June 2015

por Valentina Del Campo
Se levantó temprano esa mañana, tenía que llegar rápido a la estación de radio, había muchas cosas que coordinar antes de que el ataque empezara. Era el 6 de junio de 1944, un día histórico para los Aliados, la operación Overlord liberaría a Europa occidental del domino Nazi. Aunque debía ocurrir un día antes, el mal clima en las costas de Normandía retrasó el ataque, dándoles a los Aliados una gran ventaja. Esa mañana Virgina Hall, una de las mejores espías americanas en la guerra, había proporcionado informes de inteligencia de incalculable valor para la planeación de la operación y se preparaba para la coordinación de los saltos en paracaídas efectuados por los agentes tras las líneas alemanas. Tras ocho horas de combate y más de 100 mil soldados caídos, se logró la toma las playas de Normandía.
La importancia de Virgina en la realización de la operación no fue su único logro en la guerra. Trabajó en la decodificación de mensajes militares en la embajada estadounidense en Londres, para después ser reclutada por la SOE (Servicios Especiales Británicos), para ser agente en la Resistencia Francesa, una serie de movimientos que se oponían a la ocupación nazi en el país. Sus actividades de espionaje fueron tan buenas que la Gestapo emitió una orden de captura en su contra. La cojera que tenía debido a que una de sus piernas debió ser amputada años atrás, se convirtió en su rasgo característico, algo de lo cual los nazis ya tenían conocimiento :"la mujer coja es una de las más valiosas agentes aliadas en Francia y debe ser localizada y eliminada."  Gracias a sus grandes habilidades de espionaje, pudo llevar de la mejor manera una nueva identidad con la cual no levantó ninguna sospecha. Al final de la guerra siguió trabajando para la OSS (Office of Strategic Services) y fue condecorada con la Cruz de Servicios Distinguidos, siendo la única mujer en recibir tal distinción. Pero como Virginia, muchas otras mujeres sirvieron en esta fatídica guerra, muchas remplazando a sus esposos en sus trabajos, creando armamento y provisiones de guerra, siendo enfermeras de hombres malheridos, pilotos, traductoras y hasta valientes soldados en combate. Lograron servir a una causa mucho mayor que ellas y su gran participación les dio una mayor  independencia de los hombres, un mejor salario y el inicio de lo que sería la gran revolución femenina.

WEBGRAFIA
      …El papel de la mujer en la segunda guerra mundial…. (2017). [online] Wwwhistoriadoresdesegundo.blogspot.com.co. Available at: http://wwwhistoriadoresdesegundo.blogspot.com.co/2011/06/el-papel-de-la-mujer-en-la-segunda.html [Accessed 22 Feb. 2017].
      Virginia Hall (agente): La Segunda Guerra Mundial. (2012). [online] Exordio.com. Available at: http://www.exordio.com/1939-1945/militaris/espionaje/virginiahall.html [Accessed 22 Feb. 2017].
      Lo que no sabías sobre el Día D. (n.d.). [online] History Channel. Available at: http://co.tuhistory.com/noticias/lo-que-no-sabias-sobre-el-dia-d [Accessed 22 Feb. 2017].
      Carvajal, G., Alvarez, J., Alvarez, J. and Carvajal, G. (n.d.). 10 heroínas de la Segunda Guerra Mundial. [online] LBV. Available at: http://www.labrujulaverde.com/2016/02/10-heroinas-de-la-segunda-guerra-mundial [Accessed 22 Feb. 2017].

      6 de junio 1944 - Desembarco en Normandía - Día-D. (n.d.). [online] Dday-overlord.com. Available at: http://www.dday-overlord.com/esp/desembarco_normandia.htm [Accessed 22 Feb. 2017].

domingo, 5 de febrero de 2017

El palacio del encaje rosa

Vogue Italia, 2010 by Paolo Roversi

por Catalina Londoño Almeyda
Texto fantástico

Pasaron meses desde la última vez que había rechazado a un hombre para casarme así que mi padre, Lord Gillingham, decidió organizar un baile en el salón principal de nuestro hogar. Las paredes que usualmente eran translucidas y de un color similar al de la goma de mascar, se vistieron de elementos lujosos realmente innecesarios y tan pesados que no me permitían atravesarlas, así tuve que verme en la tediosa tarea de buscar puertas para poder circular en el laberinto que era mi casa.

La semana anterior había sido mi cumpleaños número ochenta y cinco, era una mujer que apenas estaba acabando su juventud, pero papá creía que debía estar comprometida antes de que fuera considerada muy vieja. Así que, en el día del baile, mi doncella llegó a vestirme con un kimono de seda negra que su esposo había comprado en el Mercado de los Sedientos por petición de mi madre, ¡nadie me avisó que vestiría como viuda! Pero afortunadamente pude arreglar mi atuendo con un collar de diamantes que habían sido cosechados de la plantación de cristales que los franceses cultivaron el año anterior. A las seis de la tarde comenzaron a llegar los invitados, la mitad eran los aburridos amigos de mi familia, y el resto, hijos de personas importantes del reino que tenían títulos similares a los de papá. Me parecía bizarra la idea de discutir con aquellas personas para encontrar un candidato al que pudiese soportar después de pocas semanas, sin embargo decidí lanzarme por el tobogán que llegaba a la primera planta del palacio y tener la mente abierta para ver si lo que parecía imposible lograba cumplirse. 

La noche transcurría sin ninguna novedad. El traje negro que vestía se hacia más largo con cada minuto que pasaba y me enredaba con los invitados, más de una vez me vi en la embarazosa tarea de caminar en círculos tratando de recoger ese rio infinito de tela que parecía haber sido hechizada por mi padre para obligarme a conversar. Candidato tras candidato coqueteaba conmigo, yo solo podía fingir sonrisas ante sus bromas aburridas y rezaba silenciosamente para que todo acabara pronto.


El evento se acercaba a su final y quedaban pocas personas, decidí que era el momento de irme y dejar atrás –por lo menos esa noche– ese gran monumento de encaje al que llamaba hogar. Caminé hasta el establo y ensillé mi pavo para ir a cabalgar, mi madre hubiese muerto de un infarto si se enterara de cómo iba sentada sobre el animal –no al estilo inglés, ciertamente–, me alejé del palacio y me adentré en el bosque de arboles invisibles sin miedo y con seguridad de que a mi familia le sería fácil encontrarme si seguía el rastro de plumas blancas que dejaba mi pavo.