sábado, 25 de octubre de 2014

Editores de Moda invitados en Revista Fucsia


por Viviana Salcedo R.

Punto clave para nuestra carrera es realizar una editorial, por lo que cada estudiante debe empezarla de cero, desde el concepto, hasta la toma de fotos. Jurados de Revista Fucsia e InFashion fueron llevados a la entrega; Ana María Londoño , editora de moda de Fucsia, vio un enorme potencial en nosotros, por lo que decidió junto con Sandra Merchán, directora de Mercadeo y Comunicación de Moda, premiar a cinco estudiantes: Eduard Peña, Tatiana Samper, Catalina Chavarro, Viviana Ferrari, y yo, Viviana Salcedo.
Irreal catalogamos la experiencia, como estudiantes lo último que imaginamos es que nos cedan el control creativo de una editorial para una revista, estamos en una etapa prematura, un sueño para muchos de nosotros es lo que es, y gracias a una alianza entre LaSalle College y Revista Fucsia podemos lograrlo.
Detrás de una editorial, hay un proceso inimaginable, distintas reuniones, brainstormings, búsqueda de diseñadores, modelos, y con la guianza de nuestros mentores: Ana María Londoño, Andrés Espinosa, profesor de LaSalle College y fotógrafo, Alex Ospina, también profesor, y maquillador, Carolina Retat, productora de moda de la Revista Fucsia e Iza Negret, estudiante de LaSalle College pasante en Fucsia; y una profunda confianza en nuestra intuición pudimos pasar del concepto “Loulou de la Falaise” a narrar una historia a través de las fotos.
Fuimos divididos en grupos, Eduard y yo fuimos compañeros de crimen, nuestro trabajo para ser publicado en la edición de Noviembre; siempre tuvimos en mente demostrar una fuerza colectiva, un apoyo a las personas apasionadas por la moda, reconocer el talento colombiano, el de diseñadores, del fotógrafo, del maquillador y de las modelos, esa es nuestra meta, la de los “Editores de Moda invitados para Fucsia”.
El día final, toma de fotos, la tranquilidad y serenidad fue lo que más nos sorprendió, la moda se lleva en la sangre definitivamente, trabajo en equipo y colaboración nos recalcó Ana María, no somos nada ni llegaremos a ningún lado si nos enfocamos en trabajar solos. Todo transcurrió mejor de lo que imaginábamos, sonrisa de oreja a oreja es lo que se ve en la cara de todos el día de las fotos, creatividad y energía positiva se sentían en el aire.
Agradecidos profundamente con nuestros mentores, sin la guianza de Andrés Espinosa y Alex  Ospina, y el apoyo de Sandra Merchán y Ana María Londoño, probablemente, no plasmaríamos nuestros sueños en las fotos de esta editorial.

domingo, 19 de octubre de 2014

Prólogo Diana Cooper


Por Carolina Torres

Mi nombre es Lady Diana Cooper y quiero escribir este libro para contarle al mundo mi vida como parte de la alta sociedad europea. Debe parecer que todo es perfecto pero no es así, perdí a varios compañeros en la Primera Guerra Mundial y solo me queda aprovechar el momento, ya que gracias a esas pérdidas aprendí que en cualquier instante se puede acabar todo. Pero hoy no quiero hablar de esas cosas malas que ocurrieron, creo que de la guerra ya se ha escrito mucho y no es necesario que yo lo haga. Quiero escribir acerca de algo que me motivó y me hizo sentir con vida otra vez: la revista Vogue. Cuando todo parecía oscuro, era la única revista que lograba animarme y entretenerme por horas. 

Mis dos editoras favoritas fueron Alison Settle y Elizabeth Penrose, quienes empezaron a hacer grandes cambios en la revista. Me gustaba como Settle mostraba lo que ocurría en la moda sin tener que exponer ninguna prenda en la portada. En mi opinión, aquellas ilustraciones que escogía eran perfectas ya que mostraban los cambios y la fuerza que estaba tomando la mujer, sin necesidad de dejar a un lado la delicadeza y su feminidad.  Sus portadas mostraban a una mujer libre que acomodaba la moda a su gusto, y creo que me sentí identificada con muchas de ellas cuando las veía, pues me parecían mujeres divertidas que querían ser libres y para lograrlo tenían que ser líderes. Me sentía así porque fui de las pocas sobrevivientes de la guerra y logré seguir con mi vida adelante. 

Por otro lado, Elizabeth Penrose fue quien cumplió uno de mis sueños, aparecer en la portada de Vogue. Fue ella quien ayudó a introducir las fotografías y dejar a un lado las ilustraciones. Una de mis portadas favoritas fue hecha por ella, era una en la que la modelo se veía con pocas prendas y subía una escalera. Era una imagen en la edición de verano de la revista y ya se podían ver los cambios en la moda, por ejemplo los trajes de baño. Pero lo que más me gustaba era toda la feminidad que se veía junto con la fuerza que tenía la mujer. Al estar subiendo la escalera me pareció que era una representación de todas nosotras en esa época, cuando nos alejamos de la sombra del hombre y pudimos resaltar por nosotras mismas. 

Mi portada salió en 1937 tan solo un par de años antes de la Segunda Guerra Mundial. Fue una fotografía tomada por Cecil Beaton en la cual salgo sosteniendo unas ramas de un árbol. También es una de mis favoritas, y no solo porque salga yo, sino porque me gusta esa unión de una mujer delicada con las ramas secas de un árbol. Creo que igual que siempre intenté buscarle una representación, y para mi representaba esa tragedia a la que nos acercábamos, pues por un lado estaba yo mostrando a todas las mujeres que habíamos logrado salir adelante y por otro estaban las ramas secas interrumpiendo mi camino. Pero claro que en ese entonces nadie sabía que esas ramas representarían una de las mas grandes tragedias de nuestra historia. 


miércoles, 15 de octubre de 2014

Una historia que contar



Por Ana María Jaramillo
Cierras tus ojos, respiras profundo. 
Llegas corriendo. Se te hizo tarde. Esta mañana no funcionó el despertador, razón por la cual tienes los crespos que no querías. No pudiste ponerte los tacones que esperabas, pues caminar con ellos requiere su gracia y su tiempo, nada de eso iba a ser posible. 
Abres la puerta, te alegras de que nadie haya visto tu retardo de media hora. Te sientes como una niña ocultando una pilatuna a sus padres. Sin embargo, te volteas, y en tu escritorio estaba él. Buscas arreglar tu ropa para no verte como un espantapájaros, retocas tu cabello pero no hay nada que hacer, el viento te ha jugado una mala pasada. 
“Tranquila, el que no ha llegado tarde a trabajar, realmente no ha trabajado. Es bueno tener una historia que contar. Llegar tarde el primer día de trabajo nunca ha matado a nadie”. 
Sonríes. Lo ves tan tranquilo. Era él, el gran magnate del mundo editorial, el señor Turner, y estaba sentado en frente tuyo, en tu escritorio. No sabes que responder, lo único que se te ocurre en ese momento es pedir perdón y excusarte, claro, sin mencionar que la culpa la tiene tu pequeño despertador, que justo hoy decidió salir de vacaciones. 
Estas tan preocupada con tu apariencia que casi ni logras escuchar lo que dice. Te das cuenta que lleva hablando un rato por la forma como gesticula y se expresa. Sólo alcanzas a percatarte que dice, “bueno, sólo quería saludarla personalmente, me han dado buenas referencias de usted, señorita Chase. Espero que disfrute trabajar aquí en Vogue”.
Algo de esa aura te llena de alegría, que mejor recibimiento. Claro, te hubiese gustado estar más presentable para la ocasión. Miras a tu alrededor. Ves una pila interminable de cartas y cajas que esperan ser organizadas y entregadas. Por lo visto, el correo en este lugar no es para nada sencillo. Claro, ni más faltaba, no por nada es una de las revistas de moda que todos quieren leer, y de seguro comentar. 
Transcurre tu día. No paras ni un segundo. Te sientes cansada, agotada, sólo quieres llegar a tu fría cama. Piensas en el despertador. ¿Habrá decido llegar de fiesta? ¡Bagh! La culpa es tuya, tienes que levantarte un poco más temprano. No quieres ser reconocida por ser la que siempre llega tarde. ¡No! Quieres brillar. Es un buen ambiente, es un lugar ameno. Por razones que aún no logras comprender, te sientes en casa. Algo te incita a seguir, a luchar, a trabajar ahí.
Te levantas todos los días con más ansiedad. Quieres que el día no se acabe, no hay nada que disfrutes más. El correo no es sólo un simple correo, no se trata de cartas al azar y paquetes que entregar. Siempre hay una historia que contar. Piensas en ese día en que llegaron las rosas para la señora Clever. No tenían remitente. Te pareció curioso, eso no era normal. Las cartas, por su lado, tienen su forma especial de estar marcadas, así como cada paquete. Aquello era algo raro de presenciar. Quién se iba a imaginar que esas flores desatarían los cuentos de infidelidad de la tan reconocida ilustradora. Te sientes como volando en el tiempo. Te llenas de energía, te llenas de vida. La revista es todo aquello que más admiras, que más anhelas. No es más que un simple trabajo en el correo, pero para ti es un sueño, es una motivación, es tu propio lugar. 
¡Toc, toc! Tocan a la puerta. Abres los ojos, miras a tu alrededor, estás en tu oficina. Te quedaste dormida. El tiempo ha transcurrido, ya no eres la misma. Has recorrido un largo camino. Atrás quedaron los días del correo, hoy te espera una nueva editorial que aprobar. Hoy, tienes nuevos retos que asumir, se avecina una guerra, tienes que estar preparada. 

domingo, 5 de octubre de 2014

Conversaciones imposibles


Escrito por Santiago Salgado


Truman Streckfus Persons, cuéntame de tu nombre, ¿por qué les gustó a tus papás? Porque debo decir que no soy muy fan de él, Truman Capote suena mucho mejor. Cuéntame del tuyo, Jean Paul Gualtier, tan francés, tan chic como el nombre de mi amiga, Brigitte Bardot ¡las historias que te podría contar de ella! ¡Cuenta! Ya sabes como va el dicho “Never kiss and tell” ¡NOOOOO! ¿Besaste a Brigitte? No se de pronto te cuento mas tarde, si tu me cuentas algo igual de interesante. No hay cosa mas interesante que un icono sexual tan importante como Brigitte Bardot besando al hombre mas bien conectado del la sociedad neoyorquina! Ha, los halagos no te llevaran muy lejos conmigo, aunque es verdad que los adoro, pero tu sabes mucho de mí, por mis libros y las malas lenguas, pero yo te dije, solo se tu nombre chic, te voy a hacer una serie de preguntas haber que sale. De niño ¿tu pasatiempo favorito fue? Dibujar, claramente, llegaba del colegio y dibujaba y dibujaba hasta que comencé a mandar mis sketches a diseñadores de alta costura, así conseguí mi primera pasantía con Pierre Cardin. Yo era igual, pero con la escritura, los otros niños jugaban con sus violines y pianos mientras que yo me inventaba historias de las socialites de Nueva York y sus amantes, de como se escapaban a Grecia de vacaciones, me imaginaba los lugares mas exóticos, lejos del pequeño pueblo de Alabama en donde me encontraba. Pero volviendo a ti ¿que es lo que mas te inspira? ¡Todo! Saco inspiración de lo actual, me encanta la rebeldía, me parece chistoso romper las reglas, debe ser por eso que me llaman L'enfant terrible de la moda francesa. L'enfant terrible, ¡me encanta! Nos hubiéramos divertido mucho si hubieras nacido en mi tiempo. Studio 54, Marilyn Monroe, y Greta Garbo, te hubiera fascinado, y mi baile de blanco y negro, era un must de la temporada, quisiera ver como hubieras controlado tu rebeldía en un esmoquin. Simplemente lo hubiera teñido del rosado mas fosforescente que encontrara. ¡Haaa! L'enfant terrible es un nombre perfecto para ti mi querido Jean Paul. Y tu apodo de “Buddy” es perfecto para ti, eres el amigo que toda persona debe tener, amigable, pero no demasiado meloso, y siempre buscando algo interesante que hacer. Hablando de algo interesante que hacer, ¿vamos a otro lugar? Me empiezo a aburrir de estar sentado en el mismo sitio, y al fin y al cabo casi nunca puedo volver acá, pero ¿dondé es acá? ¿Qué año es? Ah, ya me acordé, nada de esto esta pasando, deja de mezclar pastillas con alcohol querido Jean Paul, empezaras a tener conversaciones imposibles.