jueves, 20 de febrero de 2014

El gran salto










El gran salto, Vaslav Nijinsky

Por Eduard Peña
Cualquiera que esté interesado en el baile o allá incursionado un poco en este tema, entiende lo importante de una buena postura y lo riguroso de las posiciones para lograrla, tal vez muchos habrán experimentado la primera, la tercera y la quinta posición o la segunda y la cuarta, una y otra vez hasta quedar rígidos como porcelanas, para demostrar que el ballet y sus posiciones han sido claves para la danza moderna al igual que personajes como Vaslav Nijisnky.

Tuve la oportunidad de asistir a algunas clase con Nijisnky. En la primera clase empezó contándonos su trayectoria, escuchamos como todo empezó con la influencia de sus padres que también eran bailarines y como creció bailando con sus hermanos durante las giras de la compañía. Luego de esa breve introducción los estiramientos empezaron y mientras algunos luchábamos por tocarnos la punta de los pies nos recordaba que él no tuvo esos inconvenientes y que desde pequeño fue considerado una gran figura, tal vez el dolor que sentíamos se comparaba con el que él sintió al ver cómo su padre lo abandonó cuando él era un niño. Se terminó el calentamiento y, sin hacerse esperar, todas las posiciones de la primera a la quinta empezaron a transformar nuestros cuerpos soltándose luego de cada repetición, fue tiempo para un descanso en donde, maravillados por la presencia de este gran personaje, ninguno aprovechó para tomar aire o un poco de agua, sino para escuchar más sobre su vida.

Sin necesidad de pedírselo, Nijinsky empezó a contarnos cómo debutó en el Teatro Maryinsky con el ballet La Source y que en poco tiempo participó en algunos montajes de ballet antes de ser el bailarín principal y hasta coreógrafo para la compañía de Diaghilev, donde interpretó desde Las sílfides hasta El lago de los cisnes. Luego de una pausa con una mirada extraña terminó el descanso y con un chasquido los arabesque fueron el reto durante el resto de la clase. Terminó la clase con un simple “practiquen y nos vemos mañana”. Al salir, los comentarios no se hicieron esperar y esa mirada de Nijisnky que nos dejó inquietos desató el rumor de que no había continuado con su historia porque luego de eso lo habían despedido y que había sido por exhibicionismo durante una presentación, aunque por otra parte, se escuchó que había sido por un desacuerdo de vestuario, algo que la verdad él nunca nos contó ni nos atrevimos a preguntar.

 Como él lo sugirió, practiqué durante la noche y por fin conseguí el equilibrio para realizar el tercer arabesque, al día siguiente no sabíamos qué nos esperaba. Llegamos a la clase y Nijisnky nos sorprendió con su gran talento, sin mayor esfuerzo saltó y con un ballon perfecto atravesó el lugar con una expresión sutil y dramática, como si no existiera gravedad. Todos deslumbrados respondimos simplemente con un aplauso que él rápidamente detuvo para empezar con un barre, sí, los típicos ejercicios en la barra de madera que todos hemos visto. Este día llegó el descanso con pocas palabras y ya solo algunos nos quedamos a conocerlo un poco más escuchando cómo preparó  la consagración de la primavera y como luego de eso y otras producciones estuvo de gira por Estados Unidos para luego ir a Buenos Aires, donde se casó con Romola Pulszky, lo que causó su despido de la compañía de Diaguilev, se murmuraban muchas cosas al respecto. 
Empezamos a intentarlo, jumm.. el gran ballon y mientras llegaba mi turno pensaba en cuántos dientes iba a perder al estrellarme contra el piso, rápidamente empezaron los saltos y aunque sin caídas Nijisnky no estuvo complacido, sin ninguna palabra ni recomendación terminó la clase. El silencio fue unánime y no quedó más que esperar a la siguiente clase.

Al día siguiente llegamos a la clase pero Nijisnky nunca apareció, un par de días después nos confirmaron que no tendríamos más clases con él, problemas con su esposa no le permitían continuar dictando las clases. Debido a que lo que ganaba dictándonos las clases no era suficiente. Unos años después me enteré de que tuvo inconvenientes serios por la guerra y que por algunos trastornos mentales, al parecer esquizofrenia, vivió un tiempo en un sanatorio donde terminó su carrera.

De él respeto su capacidad para crear coreografías extraordinarias y su espíritu libre con el cual desafió las posturas de la danza clásica al romper las reglas, al cambiar la pose de los brazos, las piernas e incluso esa precisión entre los hombros y la cadera o el terminar en punta los pies. Él nos dejó las bases para la danza moderna y contemporánea. Agradezco el tiempo que pude compartir con él y esa pasión que me transmitió para seguir bailando y perfeccionando cada movimiento.   

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