Por Estefania Bonilla
‘’¡Maten! ¡Maten! En la raza alemana no hay más que mal (…) Aniquilen a la bestia fascista de una vez por todas en su guardia. ¡Usen la fuerza y rompan el orgullo racial de esas mujeres alemanas! (…) A medida que avancen, maten, nobles soldados del ejercito rojo’’ - Ilya Ehrenburg, Comisario soviético judío.
110.000 mujeres berlinesas fueron violadas en 1945 durante la semana en la que el Ejercito Rojo liberaba Berlín del ejercito Nazi. Fueron cerca de 300.000 hombres pertenecientes al ejercito soviético llenos de sed de venganza.
Muchos testimonios de mujeres relatan cómo en la mayoría de los casos fueron violadas por más de cuatro hombres en la misma noche. Además de las desgarradoras confesiones de mujeres liberadas de los campos de concentración, que en el proceso de volver a sus hogares sufrían el terrible infortunio de toparse con las tropas rusas y ser abusadas delante de sus familiares. Las pocas mujeres que se atrevieron a contar su historia, causaron en su momento un gran rechazo de líderes políticos que las acusaban de crear una campaña de desprestigio contra el Ejercito Rojo. Aseguraban que estas eran mentiras sin fundamentos que sólo seguían alimentando el odio al pueblo ruso, pueblo que los había salvado del nazismo.
Sin embargo, en el libro Una mujer en Berlín de una autora anónima publicado en 1954, cuenta de manera objetiva e irónica, su horrible experiencia que muchas de sus compañeras de tragedia tuvieron que vivir en silencio, condicionadas por la sociedad a olvidar este episodio. Mujeres que posiblemente hicieron parte del 90% de abortos practicados el año siguiente o del 3% de mujeres que decidieron seguir con su embarazo y dar sus hijos en adopción, haciendo de la generación de berlineses de 1946, una generación de alemanes que dejó la guerra con padres soviéticos que nunca iban a conocer.
Pero ¿por qué al hablar de la Segunda Guerra Mundial, sólo se escucha de los flagelos convertidos por los nazis en los campos de concentración o los cometidos por los soviéticos al invadir Alemania? ¿qué hay de las mujeres? víctimas de ambos bandos, damnificadas en todos los aspectos, mujeres que tuvieron que sufrir en silencio por la opinión de una sociedad que poco o nada se preocupó por su integridad en momentos donde más necesitaba de su protección.
Lastimosamente este no es el primer ni último caso donde las mujeres son usadas como botín de guerra, pero probablemente este si sea uno de los más absurdos donde las mujeres fueron atacadas las veces que sus victimarios quisieron sin que nadie alzara una sola palabra para rechazarlo. Donde ambos bandos las usaron para demostrar su poder y que a partir de esto tuvieron que vivir con un recuerdo que nadie sacó de su mente mientras el mundo ignoraba sus historias.
‘’Y les gustaba contar historietas en las cuales salían siempre bien parados. Nosotras, en cambio, tendremos que mantener la boca bien cerrada, tendremos que hacer como si se nos hubiera dejado a un lado, a nosotras, precisamente a nosotras. De lo contrario, al final no querrá tocarnos ningún hombre’’ - Fragmento del libro Una mujer en Berlín (1954).
IMAGEN: Anonimo, Berlin, 1945
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