lunes, 17 de abril de 2017

UN-inspired



Vogue Italia by Paolo Roversi

 por Camila Andrea Rodríguez Arango

Es difícil sentarse frente a un espacio de trabajo y simplemente “dejar que todo fluya”. No es como llevar una Moleskine a la playa para anotar cada coco que gravita sobre tu cabeza. Estas en Bogotá, el sol juega a las escondidas y los gatos maúllan. El elefante en la sala es la presión, más un tic-toc imaginario del reloj digital que recuesta su creciente peso sobre las migajas creativas que te quedan. Pelo tras pelo, cae uno sobre otro en el escritorio blanco haciendo que el desespero tome una forma física. Repasas toda colección de libros, películas, fotos, revistas, cartas. Nada sirve y te preguntas ¿cómo lo harán los grandes? ¿Cómo lo hará Rei? ­Para ella no fue el hecho de nacer en Japón ni ningún otra casualidad. Los íconos crecen de las causalidades y es importante entender la diferencia.

Lo pienso mucho y el mundo está lleno de falsos dioses de las artes que tienen la cabeza llena de mierda. A ninguno de ellos se les hubiese ocurrido atravesar continentes o que el negro era un color para la moda. Mucho menos que las mujeres podrían dejar de ceñir su figura, God forbid.  Hay que ser genio para crear disruptivas y sentimientos. Posiblemente esa es la razón de mi devota admiración hacia los diseñadores japoneses, sobre todo a Kawakubo (y los curadores del MET están de acuerdo conmigo). Cada aspecto de su estética hacen que mi cerebro explote de incertidumbre. Es sentirlo todo y a la vez nada. Puede ser ira por no entender el deconstructivismo (ni tener veinte años y todavía no poder pronunciarlo)  o la tranquilidad  de saber que su creatividad es interminable.

Kawakubo es el tipo de mujeres que hacen historia por medio de ellas mismas.  Ella no es la esposa de alguien, es la creadora de Comme des Garçons. Es una artista que busca artistas y que amenaza lo común con humildad y críticas. Es la única diseñadora que hace llorar a sus espectadores en un show y definitivamente la única intelectual que me podría sacar de un lío creativo. Kawakubo representa los estándares por los cuales la moda debería regirse y el hecho de no tener que ver a Kendall Jenner en otra campaña publicitaria. She stands for fashion. Y aunque, como ella dice, su trabajo creativo no ha terminado, mis monólogos sobre cómo y quién me puede traer inspiración, tampoco lo van a hacer.


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