Es difícil sentarse frente a un espacio
de trabajo y simplemente “dejar que todo fluya”. No es como llevar una
Moleskine a la playa para anotar cada coco que gravita sobre tu cabeza. Estas
en Bogotá, el sol juega a las escondidas y los gatos maúllan. El elefante en la
sala es la presión, más un tic-toc
imaginario del reloj digital que recuesta su creciente peso sobre las migajas
creativas que te quedan. Pelo tras pelo, cae uno sobre otro en el escritorio
blanco haciendo que el desespero tome una forma física. Repasas toda colección
de libros, películas, fotos, revistas, cartas. Nada sirve y te preguntas ¿cómo
lo harán los grandes? ¿Cómo lo hará Rei?
Para ella no fue el hecho de nacer en Japón ni ningún otra casualidad. Los íconos
crecen de las causalidades y es importante entender la diferencia.
Lo pienso mucho y el mundo está lleno de
falsos dioses de las artes que tienen la cabeza llena de mierda. A ninguno de
ellos se les hubiese ocurrido atravesar continentes o que el negro era un color
para la moda. Mucho menos que las mujeres podrían dejar de ceñir su figura, God forbid. Hay que ser genio para crear disruptivas y
sentimientos. Posiblemente esa es la razón de mi devota admiración hacia los
diseñadores japoneses, sobre todo a Kawakubo (y los curadores del MET están de
acuerdo conmigo). Cada aspecto de su estética hacen que mi cerebro explote de
incertidumbre. Es sentirlo todo y a la vez nada. Puede ser ira por no entender
el deconstructivismo (ni tener veinte años y todavía no poder pronunciarlo) o la tranquilidad de saber que su creatividad es interminable.
Kawakubo es el tipo de mujeres que hacen
historia por medio de ellas mismas. Ella
no es la esposa de alguien, es la creadora de Comme des Garçons. Es una artista
que busca artistas y que amenaza lo común con humildad y críticas. Es la única
diseñadora que hace llorar a sus espectadores en un show y definitivamente la
única intelectual que me podría sacar de un lío creativo. Kawakubo representa
los estándares por los cuales la moda debería regirse y el hecho de no tener
que ver a Kendall Jenner en otra campaña publicitaria. She stands for fashion. Y aunque, como ella dice, su trabajo
creativo no ha terminado, mis monólogos sobre cómo y quién me puede traer
inspiración, tampoco lo van a hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario