lunes, 14 de abril de 2014

EL BLOG DE TAVI GEVINSON








Por: Esteban Borrero

 Entro al blog de Tavi Gevinson, www.thestylerookie.com, la niña que lo escribe desde los once años y que hoy, a sus diecisiete, es la editora de su propia revista, Rookie, y una de las voces más respetadas en el mundo de la moda. La veo a ella en la foto del perfil sentada en su cama, rodeada de muñecos de peluche, con un vestido rosado y unas gafas muy grandes. Debajo de su foto leo: “I write about things that I like”.
Siento que esa sencilla frase, y esa foto,  son una especie de manifiesto del mundo de los blogs, y quizás, la mejor explicación del gran éxito que han tenido estos en los últimos tiempos. A diferencia de los grandes medios impresos, cargados de compromisos, los bloggeros, desde sus pequeños cuartos, a punta de escribir solo sobre las cosas que les gustan, han logrado captar cada vez más la atención y la confianza de los lectores y han puesto en jaque a las grandes revistas y periódicos de toda la vida.
El caso de Tavi es un caso emblemático del fenómeno de los blogs: a punta de escribir sobre las cosas que le gustan, y se ve a leguas que lo que más le gusta es el mundo es la moda, ha conseguido que cada día visiten su página más de cincuenta mil personas, que los principales diseñadores le manden a su casa ropa especialmente hecha para ella con la esperanza de que hable de ellos en su blog, y que los organizadores de los más prestigiosos desfiles le den siempre una silla de honor al lado de las celebridades, de las grandes vacas sagradas: Ann Wintour, Franca Sozzani, Anna dello Russo.
Cualquiera que entra a su blog se da cuenta de que Tavi disfruta mucho escribiendo cada una de sus entradas y es fácil, inclusive para los que estamos un poco al margen de la moda, contagiarnos irremediablemente con el entusiasmo que se siente en todo lo que está allí publicado. Nada es pretencioso: ni la diagramación, ni los temas, ni las palabras que escoge para contarnos las cosas que le pasan cada día. No trata de ser una comentarista experta dictando cátedra, sino simplemente una niña de diecisiete años opinando (para sus amigas) sobre las cosas que le gustan y no le gustan de la ropa.
Hago un breve recorrido por algunos de los últimos posts de su blog en donde todo esto se hace evidente. Me detengo en uno que se llama Vomit Pink y que tiene un video en donde nos muestra las páginas de un libro-collage que está haciendo con recortes de afiches “cursis” de los años setenta: unicornios, arcoiris, parejas de enamorados en bancas dándose besos, cascadas, gatos con moños. Y luego en otro donde aparece ella en una foto, riéndose, frente a su casa, con un vestido rojo, unas medias moradas y unos zapatos blancos. Luego me quedo un rato leyendo sus opiniones de un desfile al que fue con un sombrero de flores fucsia plásticas compradas en una tienda de todo por un dolar. Y finalmente llego a un post reciente en donde nos muestra una colección de anillos y de collares que está haciendo a partir de cosas viejas (alambres, tapas, pedazos de juguetes) que se ha ido encontrando en su casa.
Debajo de una de las fotos de una de sus amigas, una niña normal (no una modelo ni nada por el estilo), leo una frase que me parece conmovedora y que, tomando prestadas sus palabras, también yo podría decir que me deja medio muerto y terminando de escribir esta reseña como un fantasma:
Kristina's hat killed me a little, but then her necklace was glasses and her bag scarf had horses on it and then i died completely and this is actually my ghost writing this post, right now”

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